El desafío estaba en el aire desde hacía ya tiempo.
Había que intentar hacer crecer nuestra ciudad.
Alargarla, ensancharla, hacerla más grande.
El tamaño de nuestro Montevideo en cuanto a sus actividades ajedrecísticas, parecían muy diminutas, y populosas zonas de nuestra ciudad, jamás habían disfrutado de eventos de forma permanente.
La franja parecía reducirse simplemente al Centro, Pocitos, Buceo, Unión y Malvín, y vaya que Montevideo es más que eso.
Dos soportes hicieron posible que se pudiera empezar a sembrar desde otro lugar:
* El Colegio y Liceo Reina Reyes
que abrió sus puertas de par en par ofreciendo todo lo que hiciera falta para ser desde el corazón mismo de Piedras Blancas un motor en el desarrollo ajedrecístico de la zona,
Teniendo en el sentir de Marta Acosta su genial directora,
el sueño compartido de que en poco tiempo el barrio todo,
este repleto de amantes por el tablero
y que el juego se contagie de casa en casa
y se practique en cada esquina.
* Nuestra querida Proa,
como siempre impulsando y apoyando desde el mismo desprendimiento, la creación de nuevos focos de desarrollo del ajedrez.
Dando todo como siempre, desde el material tan necesario, como el apoyo humano tan imprescindible.
Y con esos dos enormes soportes que sirvieron para arrancar,
hoy luego de unos meses, ya son palancas
que nos impulsan con fuerza a consolidar esta idea,
para que ésto que fue un sueño,
se cristalice en el tiempo y nos permita sembrar.
Con eso ya estaremos conformes,
porque estamos seguros que esa siembra será fertil
y sus frutos harán que esto que hoy da sus primeros pasos,
se mantenga en el tiempo y el futuro del ajedrez montevideano
tenga una capital más grande que la hoy nos muestra este presente.
Contagiemos nuestra pasión,
llevemos la luz que irradia el tablero con su arte maravilloso a otra gente.
Convirtámonos en ese faro que nos haga ver cuanto lugar aún hay por llegar,
y que vean ,
que conozcan ese mundillo de bravíos corceles y tenaces peones
que a tantos nos tienen maravillados.
Y seamos más.
Sembremos siempre
sin fatiga,
sin pausa
con sonrisas
y con pasión.
La siembra siempre da buenos frutos
Lo mejor aún está por llegar.
Había que intentar hacer crecer nuestra ciudad.
Alargarla, ensancharla, hacerla más grande.
El tamaño de nuestro Montevideo en cuanto a sus actividades ajedrecísticas, parecían muy diminutas, y populosas zonas de nuestra ciudad, jamás habían disfrutado de eventos de forma permanente.
La franja parecía reducirse simplemente al Centro, Pocitos, Buceo, Unión y Malvín, y vaya que Montevideo es más que eso.
Dos soportes hicieron posible que se pudiera empezar a sembrar desde otro lugar:
* El Colegio y Liceo Reina Reyes
que abrió sus puertas de par en par ofreciendo todo lo que hiciera falta para ser desde el corazón mismo de Piedras Blancas un motor en el desarrollo ajedrecístico de la zona,
Teniendo en el sentir de Marta Acosta su genial directora,
el sueño compartido de que en poco tiempo el barrio todo,
este repleto de amantes por el tablero
y que el juego se contagie de casa en casa
y se practique en cada esquina.
* Nuestra querida Proa,
como siempre impulsando y apoyando desde el mismo desprendimiento, la creación de nuevos focos de desarrollo del ajedrez.
Dando todo como siempre, desde el material tan necesario, como el apoyo humano tan imprescindible.
Y con esos dos enormes soportes que sirvieron para arrancar,
hoy luego de unos meses, ya son palancas
que nos impulsan con fuerza a consolidar esta idea,
para que ésto que fue un sueño,
se cristalice en el tiempo y nos permita sembrar.
Con eso ya estaremos conformes,
porque estamos seguros que esa siembra será fertil
y sus frutos harán que esto que hoy da sus primeros pasos,
se mantenga en el tiempo y el futuro del ajedrez montevideano
tenga una capital más grande que la hoy nos muestra este presente.
Contagiemos nuestra pasión,
llevemos la luz que irradia el tablero con su arte maravilloso a otra gente.
Convirtámonos en ese faro que nos haga ver cuanto lugar aún hay por llegar,
y que vean ,
que conozcan ese mundillo de bravíos corceles y tenaces peones
que a tantos nos tienen maravillados.
Y seamos más.
Sembremos siempre
sin fatiga,
sin pausa
con sonrisas
y con pasión.
La siembra siempre da buenos frutos
Lo mejor aún está por llegar.
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